Antoni Clavé i Sanmartí nació en Barcelona el 5 de abril de 1913 y murió en Saint-Tropez, Francia, el 30 de agosto de 2005. Fue un pintor, grabador y escultor catalán.
En 1930 ingresó en la Escuela de Arte de Barcelona en la que permaneció durante dos años. Tras acabar los estudios, inició su labor de cartelista y obtuvo un gran éxito en el mundo del cine.
Al finalizar la Guerra civil española se exilió a Francia, realizando su primera exposición en Perpiñán en 1939. Más tarde se trasladó a París, ciudad en la que residió hasta 1956, año en que se trasladó a Saint-Tropez. En París inició su carrera como ilustrador y decorador de teatro. Sus primeras obras pictóricas estuvieron influenciadas por artistas como Édouard Vuillard y, sobre todo, Pierre Bonnard.
Al residir en la capital francesa, la obra de Clavé se inscribe a menudo en la Escuela de París junto con la de otros artistas como Pablo Picasso, Juan Gris, Joan Miró o Antonio Saura. En 1944 conoció personalmente a Picasso, iniciándose una amistad que duró hasta la muerte del pintor malagueño. A partir de esa fecha, Clavé empezó a desarrollar una obra con una plástica distinta y menos clásica.
En la década de 1950 empezó una intensa labor en el mundo del ballet y del teatro, alcanzando fama en el mundo de la escenografía internacional. Al mismo tiempo inició un trabajo de ilustraciones de la obra Gargantúa y Pantagruel que le llevó a familiarizarse con la iconografía medieval que fue desarrollando en sus series sobre guerreros, reyes, reinas y caballeros. Inicialmente, estos personajes estaban representados con un cierto realismo, pero a medida que pasó el tiempo ganaron en abstracción dentro de la evolución de la obra artística (tanto pintura como grabados) de Clavé. Las figuras fueron perdiendo precisión y forma, dando paso al trazo y a una personal gama de colores y texturas como protagonistas principales de sus obras.
En 1954 abandonó la decoración para dedicarse a la pintura.
En la década de 1960 sus obras reflejan las influencias recibidas de los clásicos y de los autores barrocos. Este periodo se caracteriza por el paso definitivo a la abstracción.
En los años 70 continúa la evolución de la obra de Clavé que utiliza técnicas diversas como el collage, inventándose nuevas técnicas como el papier froissé, fruto de una casualidad técnica en el uso del aerosol sobre papeles arrugados. Sus últimas obras se caracterizan por la recreación de texturas dentro de la abstracción, con una utilización profusa del papier froissé.
En 1984 el Estado Español reconoció su valía artística con la exposición de más de 100 de sus obras en el pabellón español de la Bienal de Venecia.
Aquí podéis consultar las obras del artista que forman parte de la colección.