Simone Cantarini, también conocido como il Pesarese y Simone da Pesaro, nació en Oropezza, cerca de Pesaro, el 12 de abril de 1612 y murió en Verona el 15 de octubre de 1648. Fue un pintor y grabador italiano que vivió y trabajó durante el Barroco.
Era hijo de un mercader, y pronto entró como aprendiz en el estudio del tardo-manierista Giovanni Giacomo Pandolfi, seguidor de Federico Zuccaro. Es en esta época cuando Cantarini hace un breve viaje a Venecia, que le marcará para el resto de su carrera. Allí descubrirá el dominio de la luz y el color típicos de los pintores de la Escuela veneciana.
De regreso a Pesaro pasó a estudiar con el veneciano Claudio Ridolfi, que le puso en contacto con la obra de Federico Barocci. A través de él Cantarini impregna su arte de la suavidad de Rafael y del primer Correggio. También tuvo la posibilidad de admirar la obra de artistas como Orazio Gentileschi o de Giovanni Francesco Guerrieri, ambos poseedores de un estilo naturalista que interesó profundamente a Cantarini.
En 1632 pudo contemplar varias obras de Guido Reni expuestas en la Catedral de Pesaro. Estas obras le produjeron un hondo impacto y sus obras posteriores se hallan intensamente influidas por ellas.
En 1635 marchó a Bolonia con el propósito de conocer a Reni. Así ocurrió, y Cantarini entró a formar parte del taller del boloñés. Sin embargo, pronto la relación entre ambos se deterioró. El fuerte carácter de Cantarini y la confianza en su propio talento y capacidades le hicieron rebelarse contra una posición subalterna. La tensión fue creciendo entre maestro y pupilo hasta que un incidente provocó la ruptura definitiva: su relación quedó totalmente rota en 1637. La rivalidad con Reni, sumada a los problemas económicos y las disputas con sus propios clientes hicieron que Cantarini abandonara Bolonia en 1638.
Cantarini volvió a Pesaro en 1639. A partir de entonces produjo obras de factura más libre, con una interesante vena lírica. Sus ojos se volvieron hacia el naturalismo que aprendió en sus primeros tiempos, combinándolo con una línea rafaelesca.
Produjo grabados al aguafuerte. Puede decirse que Cantarini fue uno de los grabadores más dotados que trabajaron en Italia en la estela de los Carracci, y en la actualidad tal vez ostenta mayor protagonismo como grabador que como pintor. Se le catalogan 37 imágenes grabadas, entre las que destacan: El rapto de Europa, San Benito y el endemoniado (copia de un fresco de Ludovico Carracci), y la alegoría Quos Ego (Júpiter, Neptuno y Plutón ofreciendo sus coronas al escudo del cardenal Borghese). Existen ejemplares de sus grabados en casi todos los grandes museos: Museo Británico de Londres, Metroplotan Museum de Nueva York, Fogg Art Museum de Harvard… En Pesaro, tierra natal del artista, la Collezione Licini alberga 33 grabados suyos, casi todos los que produjo, incluyendo varias contrapruebas.
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