
¿Cómo puede un comisario de exposiciones de arte resistir la homogenización de la globalización? A mi entender, un comisario de exposiciones debe hacer un esfuerzo por implicarse o al menos conocer los contextos «ajenos». Porque globalización no implica que todos los ámbitos culturales en cualquier lugar del mundo se hayan homogeneizado o deban homogeneizarse, y aunque es bien cierto que algunos comisarios están yendo constantemente a otros lugares del mundo, resulta que son de los mejor situados para poder afirmar que este concepto de globalización, en el mundo del arte, es muy relativo.
Es un concepto relativo, porque demasiado a menudo tiende a confundirse (muchas veces, de forma interesada) el concepto de globalización con el de homogenización. Para resistir estos intentos de homogenización tal vez un primer paso sea reconocer la diferencia. Los comisarios de arte deberían evitar las actitudes invasivas y un tanto colonialistas que aún abundan. Para empezar no se puede llegar a un lugar y establecer, de forma unilateral e impositiva, las pautas, los tiempos, los modos y los medios. La idiosincrasia del lugar, de las gentes y de los tiempos debe de ser quien marque los modos de trabajar.
Esto que acabamos de escribir y describir parece muy obvio pero uno nunca deja de sorprenderse cuando observa cómo hay curadores que, trabajando en países o áreas geográficas distintas a la suya, no paran de protestar por lo lentas que son las cosas en ese país, o lo cutre que es esto, o lo mal que se gestiona lo otro, el desastre de los horarios de trabajo…
Al fin y al cabo el trabajo de curador tiene mucho que ver tanto con las relaciones que seas capaz de establecer, como con los conocimientos añadidos que se puedan generar en esos nuevos contextos, y con la experiencia. Y, obviamente, si te pasas el tiempo quejándote, no podrás establecer ninguna sinergia. Como en tantos otros órdenes de la vida, es mejor ser fuerza propositiva y tener ganas de entender y de comprender.
Lo que acabamos de señalar puede aplicarse también respecto de la itinerancia de las exposiciones. Nunca puede salir bien una exposición, si se considera que donde ésta es acogida no es más que un mero contenedor. Si el lugar donde se va a desarrollar el proyecto no estaba originalmente en la cabeza del comisario durante la gestación de la idea, lo cual es habitual, habrá que hacer una importante tarea de investigación del nuevo contexto y buscar anclajes que hagan que lo que se está contando tenga sentido contarlo en ese lugar.
Y como continuación de este pensamiento de inculturación, considero que las exposiciones ‘enlatadas’ que circulan por los centros culturales y algunas tipologías de museos-franquicia, responden a modelos de otro tiempo, y solamente sirven para despilfarrar en transporte, montaje y elementos, a mi entender, secundarios, que no contribuyen para nada a construir conocimiento, redes y posibilidades.
A los artistas tampoco se les ayuda llevando su obra a ese tipo de sitios o eventos, donde ni siquiera les están pagando una fee por su obra. Probablemente sea mejor invertir el presupuesto en llevar al artista a un determinado lugar, suficientemente conocido, y trabajar con el contexto.
Otro punto clave está en investigar más y mejor. No se investiga lo suficiente en nuevos artistas, nuevas tendencias, nuevas formas de presentar el arte. Tal vez por falta de tiempo o porque internet nos ha ofrecido una herramienta de doble filo que nos ha hecho creer que con nuestro ordenador basta. Un buen comisario, cuando le invitan a un evento en un lugar nuevo, debe procurar alargar un poquito el tiempo para investigar in situ y de este modo salir de las «obligadas» visitas que le preparan…
Adaptarse a la globalización, combatir la homogenización, conocer nuevos entornos, empatizar con los artistas, huir de las exposiciones enlatadas y de los museos-franquicia, ser fuerza propositiva, establecer redes, investigar, descubrir…hete aquí las señas de identidad, la hoja de ruta, de los comisarios de exposiciones de arte en la actualidad.
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