¡Cuántas tonterías en nombre del arte!

Hace ya bastante tiempo que el mercado del arte ha perdido cualquier tipo de referencia, propulsado en una especie de espiral sin fin hacia las cifras, la primera página de los periódicos en la sección de ‘Economía’ y los asuntos embrollados de millonarios que sólo buscan ganar una pátina de honorabilidad ante la mirada bobalicona de algunos crédulos.

Y en este círculo vicioso, o no virtuoso, formado por herederos holgazanes que necesitan dinero, galeristas planetarios, medios de comunicación a la búsqueda de espectáculo, críticos de arte a quienes les gustaría ser ‘estrellas’ por un día o que sólo piden poder sentarse a la mesa, coleccionistas –conocidos o desconocidos- que buscan sus cinco minutos de gloria, y un mundo de los negocios que debe abrirse nuevas perspectivas, etc., etc.,…, nos lleva a que aquí y ahora estemos llegando a un nuevo standard: el Picasso de 100 millones de dólares. ¡Ole tú!

Pues sí, los medios de comunicación nos han hecho conocer un nuevo caso, una nueva tontería, ya que el marchante planetario Larry Gagosian acaba de plantear ante la justicia americana una demanda de reconocimiento, en el sentido que él es el único propietario de una obra inestimable de Pablo Picasso. Pero, ¿por qué lo hace? Pues, porque a su vez un hombre de negocios británico considera ser él el propietario y dice que la ha comprado legalmente. ¿Quién será, pues, el afortunado a quien será reconocida la propiedad de este Busto de Mujer (Marie Thérèse) de Pablo Picasso, una obra esculpida en 1931?

Pablo Picasso, « Busto de Mujer  (Marie Thérèse) », 1931

Pablo Picasso, « Busto de Mujer (Marie Thérèse) », 1931

Larry Gagosian afirma haber adquirido esta escultura en mayo de 2015 directamente a la hija del artista, Maya Widmaier-Picasso, por 105,8 millones de dólares, según el documento de compra que ha podido consultar recientemente un periodista de la agencia France Presse. Gagosian también declara que a fecha de hoy ya ha desembolsado 79,7 millones de dólares, o sea el 75% del precio de adquisición y también indica que ha llegado a un acuerdo de venta con un comprador de Nueva York que debería quedarse con esta escultura, una vez que acabe la exposición de esculturas de Picasso en el MoMA el 7 de febrero.

Pero, nuestro marchante planetario explica también que recibió un correo electrónico, en octubre de 2015, de una sociedad de negocios británica, que se llama Pelham Europe, en el que se presentaba como propietaria de dicha obra y amenazándole de hacérsela devolver por la Justicia estado-unidense.

Esta sociedad de negocios ‘artísticos’, fundada y dirigida por un antiguo experto de la casa de subastas Christie’s, llamado Guy Bennett, afirma por su lado haber cerrado, en noviembre de 2014, un acuerdo de venta, ¡también con Maya Widmaier-Picasso!, por intermediación del courtier  Connery, Pissaro & Seydoux, por 38 millones de euros, pero resulta que el comprador sólo había desembolsado 6 millones antes de que la hija de Picasso renunciase a la venta. Una cláusula del contrato preveía que la transacción no podría ser dada por acabada hasta el pago total del precio, según este otro documento de venta.

Según Gagosian, en el The New York Times, la sociedad británica actuaba en nombre de la familia real de Qatar, pero dado que la transacción no había terminado, porque no se había hecho efectivo el pago de la totalidad del precio convenido, reclama a la justicia americana que le reconozca como único propietario de la obra.

Interrogado por la AFP (ver Le Figaro, del 15 de enero de 2016), un portavoz del MoMA indicó que la leyenda de la cartela por lo que se refiere a la escultura es: “Colección privada. Con la gentil autorización de la Galería Gagosian”. Y, mira por dónde, nos invitan unos y otros a asistir a un nuevo litigio ‘jurídico-artístico’ que atraerá el interés respecto de personas ‘que parecen interesarse por el arte’… ¡a su manera, claro!

¿Estas historias tienen alguna relación con el arte? Según mi criterio, ninguna… ¿Existe un interés artístico en la base de este litigio? Lo dudo razonablemente… ¿Todo esto reforzará el interés del público por el arte en general y por la obra de Picasso en particular? No lo creo…Entonces, ¿para qué sirven estas maniobras? Pues, para aumentar la frecuentación de las páginas ‘people’ en internet y para vender papel en la prensa rosa, amarilla o salmón; en definitiva, para aumentar la cuenta de resultados de algunos y para confortar el rol de los actores del circulo no virtuoso a nivel planetario. ¡Qué lástima!

 

Etiquetas: Arte, dinero, Escultura, Picasso

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