Economistas de la cultura

Se habla mucho ahora de economía, ¿pero qué es la economía? En el Diccionario de la Lengua Española (22 edición) podemos encontrar dos definiciones que pueden ser de interés: la economía es la administración eficaz y razonable de los bienes, y es también la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos.

Considero que estas dos deficiones pueden adaptarse y adoptarse por el mundo de la cultura. Siempre, pero más aun en tiempos de crisis y de contención, precisamos de una administración eficaz y razonable porque los recursos son escasos y diversos son los potenciales usos, por lo que será necesario priorizar.

En otros ámbitos de la actividad social, se han ido creando ramas especializadas, así conocemos la economía de la empresa, le economía de la salud, la economía del bienestar o la economía social. Tal vez estaría bien que pensásemos en como desarrollar una economía de la cultura y en como formar a los economistas de la cultura.

Un economista de la cultura no debería ser ni un contable ni un comisario, tal vez se aproximaría más a la figura de los actuales gerentes de establecimientos culturales. De todos modos nos hace falta gente con visión estratégica, técnicamente preparada, que conozca el sector, con capacidad de liderazgo, capaz de captar recursos y de batallar por los recursos, abierta al intercambio de experiencias, con capacidad de adaptación, que sepa manejarse en entornos internacionales, que tenga -si es posible- alguna experiencia internacional, y que sea capaz de proponer alternativas.

Tal vez alguien pensará que se trata de perlas raras, y no digo yo que no. Pero si en otros sectores las han encontrado, porque no va a ser así en el campo de la cultura. De todos modos hacen falta muchas perlas para hacer un collar, un collar de la cultura como símbolo de engarce entre las diferentes piezas y como símbolo para ganar en prestancia y en presencia.

¿Y como van a formarse estos economistas de la cultura? A mi entender, será bueno guiarse por lo que otros economistas ya han hecho en otras ramas de los servicios públicos. En este sentido, la experiencia de los economistas de la salud, con sus formaciones de post-grado y mediante las actividades de sus dinámicas asociaciones, podría ser un buen ejemplo. En el área cultural, la creación de nuevos estudios de post-grado con una orientación económica más clara y la eliminación de algunos de los existentes (por ser demasiado retóricos y poco inclinados a conocer y a reconocer el mundo real) podría ser un buen punto de partida.

Algunos espíritus puros dirán que no debe mezclarse la cultura con la economía. Pues bien, podríamos decir, como se dice para la salud, que la cultura no tiene precio pero sí que tiene coste. Es sobre el coste, sobre las priorizaciones, sobre el retorno de inversiones, sobre la atractibilidad, sobre la utilidad social, que será necesario hablar. Ciertamente no sólo en téerminos económicos, pero también.

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