Recientemente, la revista ‘La Civittà Cattolica’ y el conjunto de revistas gestionadas por la Compañía de Jesús en todo el mundo, publicaba una entrevista que su Director, el Padre Antonio Spadaro, había realizado, en diferentes sesiones, al Papa Francisco.
El Papa actual es un hombre que representa un estilo diferente en la silla de San Pedro, y su sonrisa afable (y casi permanente) ha dado ya varias veces la vuelta al mundo, acompañando un mensaje de acercamiento y solidaridad, alejado del rigorismo y del ceño fruncido de muchos elementos de la curia y de muchos ‘funcionarios’ episcopales o sacerdotales.
En esta entrevista, podemos leer un interesante capítulo referido al arte y a la creatividad. Según el propio Papa, «los grandes artistas saben cómo presentar con belleza las realidades trágicas y dolorosas de la vida», y ello, a mi entender, les dignifica y nos dignifica.
Y veamos cuáles son sus gustos artísticos (¡Eureka!, un Papa que habla de arte y nos muestra sus gustos). Bien, sólo puedo decir, que ya era hora..
Desde el punto de vista literario, el Papa se decanta por Dostoyevski y Hölderlin (de quien recuerda un verso que dice «Que el hombre mantenga lo que prometió el niño»: ¡vasto programa!). Otros autores que cautivan al actual Papa son Manzoni y Gerard Manley Hopkins.
Por lo que se refiere a la pintura, el Papa Francisco dice admirar a Caravaggio (de quien dice que sus lienzos le hablan) y a Chagall (de quien cita su ‘Crucifixión blanca’). No puedo estar más de acuerdo con estas elecciones, pero claro esto no es más que mi criterio personal.
En el campo musical, sus favoritos son Mozart (de quien cita el ‘Et Incarnatus est’ de la Misa en Do), Bach (de quién admira el ‘Erbarme Dicj’ de la Pasión Según San Mateo) y Wagner (de quien destaca ‘La Tetralogía del anillo’ y ‘Parsifal‘).
En cine, sus gustos se decantan claramente por el neorrealismo italiano y, en concreto, por ‘La Strada’ de Fellini y por ‘Roma città aperta’. Gustos que casan bien con su actual residencia.
Y claro, también cita el Papa entre sus gustos a algunos autores argentinos como José Hernández (con su epopeya ‘Martín Fierro’), la poesía de Nino Costa y los textos literarios de Leopoldo Marechal. Textos por donde podría colarse una envolvente música de bandoneón de Astor Piazzolla…
Lugar aparte merece su cita del inmenso Jorge Luis Borges, a quien conoció personalmente.
Y esta relación, corta pero intensa, con Borges permite adentrarnos en el campo de la creatividad. Para el Papa, la creatividad es algo muy importante. Creatividad significa para él diálogo, discernimiento y frontera. Es decir, conocer al otro para construir; reflexionar y decidir el propio camino sin perder de vista el concepto de solidaridad; y ampliar el terreno de juego para no caer en la trampa de pocos y buenos sino avanzar hacia la pluralidad en la diversidad, también solidaria y con vocación de ir a la búsqueda de lo que se considera, por parte de algunos, como fuera de los límites.
Según sus propias palabras, ‘cuando insisto en la frontera de un modo especial, me refiero a la necesidad que tiene el hombre de cultura de estar inserto en el contexto en que actúa y sobre el que reflexiona. Nos acecha siempre el peligro de vivir en un laboratorio…Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de verdades abstractas. Me dan miedo los laboratorios porque en el laboratorio se toman los problemas y se los lleva uno a su casa, fuera de su contexto, para domesticarlos, para darles un barniz. No hay que llevarse la frontera a casa, sino vivir en frontera y ser audaces».
No puedo estar más de acuerdo con el Papa: los artistas deben ser dialogantes con su entorno, deben discernir según su criterio lealmente adoptado y deben ser audaces. ¡Este Papa es un artista! Ahora, nos gustará ver cómo acabará el lienzo que debe restaurar. Porque en el lienzo de la Iglesia Católica va a encontrar muchas capas de barniz, algo de mugre e incluso partes tapadas del lienzo original sin ningún miramiento. Debe procurar que ese lienzo, del que ahora es responsable, recupere su frescura, la luminosidad primitiva, los matices de los pinceles de los diversos talleres y toda la gama de colores. Le deseo lo mejor, por su bien y por el nuestro.
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