Bauhaus es el vocablo que se utiliza para denominar la Sttatliches Bauhaus, una escuela de arte y arquitectura en Alemania, fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar, y que acabaría siendo clausurada en 1933 por las autoridades nazis de Prusia. También se define como Bauhaus el diseño y el modelo educativo que desarrolló y aplicó esta escuela. El denominado “estilo Bauhaus” fue una de las corrientes más influyentes en la arquitectura y el diseño del siglo XX.
Sus propuestas partían de la idea de una reforma a fondo de las enseñanzas artísticas, entendidas como una de las bases de la transformación social.
Podríamos distinguir hasta cinco fases en su evolución. La primera fase (1919-1923) estuvo caracterizada por el idealismo y un cierto espíritu romántico; la segunda fase (1923-1925) estuvo mucho más basada en el racionalismo; en la tercera (1925-1929) influenciada por el traslado de Weimar a Dassau, es cuando se consiguió un mayor reconocimiento social; la cuarta (1930-1933), dirigida por Mies van der Rohe, supuso un nuevo traslado, esta vez de Dassau a Berlín, y supuso a su vez un cambio en la orientación del programa educativo; y la quinta, empieza en 1922, cuando gran parte de los integrantes de la escuela huyeron a Estados Unidos, dónde estuvieron hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, una fase que podríamos convenir que acabó en 1951 cuando el arquitecto y escultor suizo Max Bill, siguiendo las líneas de la Bauhaus original, fundó en Ulm la Hochschule für Gestaltung, que recuperó la denominación como “Neue Bauhaus”.
Estudiaremos ahora sucintamente las tres primeras fases, que son las que definieron su carácter.
Cuando se fundó en 1919, los objetivos de la escuela fueron, literalmente, “la recuperación de los métodos artesanales en la actividad constructiva, elevar la potencia de la artesanía al mismo nivel que las Bellas Artes e intentar comercializar los productos que, integrados en la producción industrial, se convertirán en objetos de consumo asequibles para el gran público”. Los estudiantes que acudían a sus aulas salían bien formados, y sabían dibujar, modelar, fotografiar o diseñar muebles. Porque la escuela disponía de talleres de ebanistería, diseño, teatro, cerámica, textil, encuadernación y vidriería, pero no de pintura y escultura en el sentido tradicional.
Paul Klee llegó como profesor a la escuela en 1920, u allí desarrolló su actividad en el taller de tejidos dando clases de composición. Su enseñanza se basaba en la utilización de las formas elementales.
Por su lado, Vassili Kandinsky se incorporó al proyecto en 1922. Dio clases en el taller de pintura mural y, conjuntamente con Klee, en el de diseño básico. Su arsenal teórico fue decisivo para iniciar el camino hacia un arte más intelectual y razonado.
A partir de 1923, con el cambio de sede a Dassau, se sustituyó la tendencia expresionista inicial por una adhesión al movimiento de la Nueva Objetividad. En este período, la incorporación de Laszlo Moholy-Nagy supuso la introducción en la escuela de las ideas del constructivismo ruso de El Lissitsky, que abogaban por un arte comunitario basado en la idea y no en la inspiración.
En 1928 Moholy-Nagy abandonó la escuela, y dos años más tarde fue trasladada a Berlín, donde sería dirigida por Mies van der Rohe (como ya se ha citado) hasta su clausura por el régimen nazi en 1933 y el traslado de sus profesores a los Estados Unidos con el fin de huir de la persecución ejercida por los nacionalsocialistas.
La influencia de la Bauhaus en la enseñanza del diseño fue significativa. Uno de los principales objetivos de esta escuela fue unificar arte, artesanía y tecnología, y este enfoque se incorporó a su plan de estudios. De modo que la propia estructura del curso preliminar reflejaba un enfoque pragmático de cara a integrar teoría y aplicación. La influencia de la Bauhaus fue larga y extensa, y todavía perdura entre nosotros. ¡Larga vida a la Bauhaus!
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