Desde hace 2 años, pero sólo en verano, puede visitarse el «Château» de Vauvenargues, cerca de Aix-en-Provence, en Francia.
El «Château» de Vauvenargues fue la residencia, entre 1958 y 1960, del maestro Pablo Picasso y de su gente más próxima, con Jacqueline a la cabeza. En el parque de esta residencia se halla la última morada de Pablo y Jacqueline, unidos para siempre bajo una escultura del genio, que fue concebida, como el «Guernica», para el pabellón de la República española en la exposición universal de 1937 en Paris.
Vauvenargues fue para Pablo Picasso un lugar de creatividad, de vida familiar, de vida apacible, de contacto privilegiado y directo con la «Sainte Victoire» tan querida por Cézanne, de comunión con los lugareños provenzales tan aparecidos a sus queridos catalanes, un lugar para compartir con los amigos…un enclave de amor, trabajado con amor y con la pasión y la fuerza características del genio.
La vida de Picasso, en general, no tuvo como característica principal la calma, la tranquilidad o el reposo. Normalmente se le presenta como alguien con quien la convivencia no resultaba sencilla. Y es por eso, por lo que Vauvenargues, el tiempo de Vauvenargues, puede parecer tan singular: porque representa la otra cara de la moneda.
Si tienes la oportunidad, te recomiendo encarecidamente la visita de este «Château». La acogida es cordial y cálida; las explicaciones de la visita están bien documentadas y sin la esclavitud del reloj, como a veces te hacen sentir en otros lugares; y en este momento, además, hay una exposición muy interesante de grabados de Picasso. Pero, sobretodo, debe privilegiarse la visita de un lugar donde el maestro fue feliz, debe privilegiarse la visita a una verdadera casa del amor.
Sin comentarios