
Matisse sólo grabó cuatro xilografías, y las realizó entre 1906 y 1907. Utilizó para ello la técnica de la xilografía sobre madera a la fibra puesta de moda por varios artistas desde finales del siglo XIX, como, por ejemplo, Paul Gauguin o Émile Bernard, en una época en que esta técnica parecía limitada a la producción de imágenes populares, religiosas o civiles. En este caso, la plancha o taco de madera es cortado en el sentido del hilo de la madera, y el grabador debe individualizar el dibujo vaciando la matriz con la ayuda de un cuchillo, de una gubia, o de un cincel. El dibujo debe realizarse mediante un trazo suficientemente amplio para que los relieves puedan resistir la presión en el momento de imprimir.
Matisse concibió sus tres xilografías de 1906 en la misma línea que utilizaba en sus dibujos en tinta china, trazados mediante un sistema de círculos que creó en la misma época. Dotados de una gran expresividad, estos grabados son claramente deudores de la influencia de Gauguin, cuyas obras Matisse descubrió en la tienda del célebre marchante Ambroise Vollard, mediante la intermediación de Daniel de Montfreid, amigo y protector de Gauguin. Matisse conocía también los grabados en madera de sus amigos André Derain y Maurice de Vlaminck que experimentaron esta técnica en su taller de Chatou.
Como hicieran también Derain y de Vlaminck, Matisse se decantó por representar figuras femeninas, como pretexto para realizar composiciones más audaces; de hecho, representó a las modelos en poses más bien inestables. Trazó su contorno mediante una línea gruesa en la que las irregularidades son la demostración de la resistencia del material. La blancura de los cuerpos parece como si nos fuera sugerida, en contraste con los motivos decorativos que pueden apreciarse como fondo y al fondo de las composiciones.
La fuerza de estos grabados reside en el encuadramiento más bien audaz que hace que el modelo se perciba como cercano al espectador. Buscando reencontrar el contorno enmarcador negro propio de sus dibujos, Matisse efectúa la incisión sobre la madera a partir de trazos definidos y definitorios, de manera que los elementos finalmente impresos sobre la hoja de papel corresponden a las partes que sobresalen de la matriz. Según parece, Matisse fue ayudado por su esposa, Amélie, en la realización de este trabajo más bien fastidioso.
Contrariamente a las realizaciones contemporáneas de Derain y de de Vlaminck, los grabados de Matisse no son incisiones directas sobre la madera, sino que su realización viene precedida por la ejecución de numerosos dibujos preparatorios, buena prueba de ello es, por ejemplo, el dibujo del denominado Grand Bois que se conserva en el Metropolitan Museum de New York.
Mientras que de Vlaminck y Derain creaban, pues, sus estampas en un proceso más bien experimental, sin correspondencia ninguna con un encargo destinado a la edición, hasta el punto que ellos mismos imprimían sus pruebas, las xilografías de Matisse estaban destinadas a ser difundidas. El tiraje de estas estampas fue confiado a Auguste Clot, impresor de renombre que ya había trabajado con los artistas nabíes por encargo y a cuenta de Vollard. Las pruebas eran firmadas y justificadas por Matisse para ser luego expuestas en la galería Druet, como así lo fueron en marzo-abril 1906, con ocasión de la primera retrospectiva que se le dedicó.
Después de este corto período, Matisse no recurrió nunca más al grabado en madera, porque juzgaba su proceso de ejecución demasiado lento, complicado y fastidioso.
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