Mirando y estudiando catálogos y libros especializados, no deja de sorprender el imponente número de imágenes que ilustran el tema de la muerte y de lo macabro en los dominios germánicos entre los siglos XV y XVII. Debe afirmarse de entrada que en este campo de lo macabro, Albrecht Dürer y su entorno fueron al mismo tiempo los más prolíficos y los que tuvieron una mayor inventiva, aunque debe guardarse también un puesto honorífico para las ilustraciones hechas en Estrasburgo entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI.
En los orígenes, las danzas macabras servían de memento mori, es decir, que el espectador, teniendo ante sus ojos el hecho ineluctable de la representación de la muerte, fuese cual fuese su edad, sexo o estatus, debía hacer balance de su vida esperando ser salvado de la condena eterna, y por ello estas danzas iban acompañadas de imágenes de predicadores (dominicos o pastores, según si se era católico o se había abrazado la Reforma protestante) en el púlpito o de representaciones de la Caída que abrían o cerraban el ciclo iconográfico, y con los correspondientes textos de acompañamiento, que dejaban claro el tema, por si acaso…
También pueden contemplarse numerosos grabados en los que aparecen uno o diversos personajes y en los que se visualiza esta idea en contraposición al ideal de juventud y de futuro, dicho de otra manera, a la ecuación Belleza/Vida amenazada por una Muerte inminente. Uno de los primeros ejemplos gráficos de ello es el grabado, de 1485-1490, sobre cobre del Maestro del Libro de la razón, activo en la zona del medio Rin, y que muestra a un joven agraciado sonriente y un poco altanero y a uno “que retorna de la muerte”, con los ojos tristes, que conserva aun un poco de carne y algunos cabellos y que parece que está dando una lección al joven que vive despreocupadamente.
Contrariamente a las ilustraciones de libros de otros grandes centros editoriales, la Muerte está presente a menudo en las producciones hechas en Estrasburgo durante las dos primeras décadas del siglo XVI, principalmente en las ediciones de los sermones del célebre predicador Jean Geiler de Kaysersberg. Generalmente representada por un esqueleto, dialoga con un campesino, quien le acusa de haber hecho morir a su esposa, como puede observarse en una edición de Martin Flach, de 1520, del conocido Ackermann aus Böhmen, escrito por Johannes Von Tepl hacia 1400.
Por otro lado, en el libro Adolescentia, de Jakob Wimpfeling (Knobloch, 1505), que es una especie de tratado pedagógico para el uso de gente joven, las dos únicas representaciones que hay presentan un hombre muy elegante, rico, en un ambiente urbano, y la Muerte como una parca esquelética cerca de una iglesia o de un cementerio, una idea que es la misma que la del grabado del Maestro del Libro de la razón que hemos comentado anteriormente, mientras que el texto contrapone la falsedad del mundo y sus placeres a la certitud de la muerte.
Pero es especialmente en las publicaciones del impresor más prolífico de los años 1500-1520, Johann Grüninger, donde pueden encontrarse más ocurrencias sobre la Muerte. En la edición de 1501 de La Consolación de la Filosofía de Boecio, una de las obras más influyentes de la Edad Media y de principios del Renacimiento, Grüninger utiliza según su costumbre el método de los bojes aparejados: a la izquierda, dos personajes que se supone que representan a la Filosofía y al autor comentan el grabado central, que nos presenta lo que les pasa a los violentos, y que no es otra cosa que la Muerte a caballo traspasándoles con una gran flecha. De todos modos, las ilustraciones más interesantes se hallan en algunas recopilaciones de sermones de Geiler, a menudo agrupados por su amigo, el franciscano Johannes Pauli. Así, por ejemplo, en la edición de 1514 de los Sermones prestantissimi, diversas imágenes muestran a la Muerte interviniendo en situaciones de la vida cotidiana: un moribundo consolado por los suyos, mientras un monje con su rosario somnolece y la Muerte con una pala en la mano anuncia su llegada. Por otra parte, una ‘figura’ de la Muerte armada con un hacha, una hoz y un arco aparece en el Das buoch Arbore humana (1521).
A partir de 1520, en las ciudades y territorios ganados por la Reforma protestante, la temática macabra parece desaparecer de la ilustración de libros, con la notable excepción que representa las Imágenes de la muerte de Hans Holbein. Si este tipo de representaciones las encontramos en grabados, normalmente se refieren al tema de la joven y la Muerte, lo que permite proponer al lector motivos eróticos bajo el amparo de supuestas lecciones morales.
La última obra hecha en Estrasburgo en el período estudiado que trata este tema es una hoja volante de Jacob Van der Heyden (hacia 1615) en la que se ve a la Muerte de frente, dispuesta a tirar con una ballesta contra el espectador. ¡No se puede explicar mejor el tema!
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