A un coleccionista, normalmente, lo que más le gusta es el proceso de búsqueda: encontrar la pieza o el objeto fuera de lo común o difícil de obtener, con las historias que tienen detrás. Pero al lado de esta motivación por la búsqueda, hay otras características psicológicas que los coleccionistas acostumbran a tener. Estas características podríamos agruparlas bajo tres grandes epígrafes: son extremadamente ordenados, basan la elección en criterios personales y, además, muestran lo que tienen. Puede ser que no se den todas estas características a la vez, pero me parece que sí se dan todas ellas en proporciones tal vez distintas a lo largo de la vida.
Analicemos ahora estas características y fijemos algunas ideas-fuerza:
1) -Acumular no es exactamente coleccionar.
Mientras que el coleccionista es ordenado y cuidadoso y suele socializar su colección mostrándola orgulloso, la acumulación segmentada y desordenada, sin sentido de la calidad de lo que se colecciona, forma parte de una especie de psicopatología, como el síndrome de Diógenes. En “El sistema de los objetos”, el sociólogo francés Jean Baudrillard distinguió también entre un nivel inferior de acumulación de materias, un segundo nivel consistente en guardar objetos en serie, y un tercer nivel que sería el de coleccionista. Porque una colección, según Baudrillard, es algo que emerge hacia la cultura.
2) – Son ordenados y pueden ser obsesivos.
Normalmente, como ya se ha dicho, los coleccionistas son ordenados y cuidadosos pero se da también una cierta posición obsesiva, que puede ser exacerbada sin caer en la patología y que está directamente relacionada con lo que se colecciona. Existe, además, una vinculación psicológica con el objeto coleccionado, al que se quiere y se mima.
3) -Coleccionar es para toda la vida y para todos.
La mayoría de coleccionistas empiezan a reunir piezas en su infancia y en la pre-adolescencia, que no dejan de ser épocas proclives para iniciarse. Como afirma David Attenborough, célebre naturalista inglés, en la infancia se es coleccionista por naturaleza: coleccionar e identificar son instintos básicos, algo enraizado en todos nosotros. Iniciado en la infancia, este instinto básico nos acompañará, si no hay una causa mayor, durante toda la vida. Porque que una colección esté viva no deja de ser la parte más atractiva del asunto, una colección no está jamás completa, siempre hay algo que te llama la atención o que puede completar aquello que ya tienes. Un coleccionista es un ser vivo y apasionado. Por otra parte, todo el mundo puede ser coleccionista, y aunque es cierto que la distancia, el tiempo, el dinero, el espacio, etc., pueden ser factores condicionantes, también es cierto que pueden coleccionarse cosas más ligeras y que no ocupen espacio ni cuesten demasiado dinero.
4) -Compartir y disfrutar son objetivos del coleccionar.
A muchos coleccionistas les produce más satisfacción enseñar que encontrar. Esta voluntad de socialización es muy fuerte y acostumbra a producir grandes frustraciones, porque son pocos los espacios que se abren a los coleccionistas privados, por eso algunos optan por abrir su propio espacio. La conexión establecimientos públicos-colecciones privadas es otra asignatura pendiente. Por otro lado, el coleccionismo resulta beneficioso en muchos sentidos: porque produce relajación y la satisfacción anímica de conseguir cosas, a parte de la contemplación de algo que para el coleccionista resulta hermoso o precioso; porque facilita el deseo de cuidar los objetos y de valorarlos; porque puede ser una manera de aprender a gestionar la frustración, puesto que ya que no puede conseguirse todo de inmediato, debe tenerse y ejercitarse la paciencia; y porque ayuda a aumentar la autoestima, en el momento de exhibirla.
Es decir, y para resumir, un coleccionista es un ser vivo y apasionado, ordenado y cuidadoso, con un punto de obsesión, constante en el tiempo, y a quien le gusta compartir y disfrutar. Y en ese sentido, creo que todos, cada uno con sus condicionantes, podemos ser coleccionistas.
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