Retorno a Montolieu

(Con ocasión de la inauguración de la exposición «La permanence de la gravure: de Goya à Picasso – Collection Gelonch Viladegut», en el Musée des Arts et Métiers du Livre de Montolieu, el 18 de mayo de 2013)

Tras un largo y rudo invierno, la primavera vuelve a reconfortarnos con sus verdes, su sol luminoso, los cantos de los pájaros, el estallido de nuevas vidas. Como el año pasado, volvemos a Montolieu el fin de semana de la Pascua de Pentecostés para celebrar nuevas aventuras, compartir la belleza del arte y reforzar los dulces lazos de la amistad.
Este año nuestro descubrimiento nos conducirá por un itinerario de excelencia entre Goya y Picasso, entre los inicios del siglo XIX y el fin de la segunda guerra mundial. Un período hecho de dolor, de guerras, de destrucción, de miseria humana. Los tiempos de los totalitarismos, de las guerras civiles (ya sean declaradas así o no), de los mitos de una supuesta superioridad, de las esperanzas truncadas, de las derrotas y de los gritos.
Pero asimismo una época llena de signos fuertes para el arte en todos los campos, los tiempos de la eclosión de los movimientos de vanguardia, de cambios importantes en relación a la aproximación al arte, en la recepción de las obras de arte, o en lo que se refiere al rol de los artistas.
Y con grandes contrastes y contradicciones, como siempre en la historia del género humano, dolor y alegría, retrocesos y avances, miedos y grandezas.
Nuestra época está de nuevo llena de miedos y, desgraciadamente, no está suficientemente llena de esperanzas. Hay tantos conflictos, guerras, miseria,…, pero existe también la voluntad de avanzar, de salir de esto, existe una clara renovación artística, la llama para abrir nuevos caminos de expresión…
En nuestras sociedades occidentales, vemos como reaparecen miedos ancestrales y a la vez nuevos miedos. Miedo al futuro, miedo de los jóvenes a no poder decidir su camino, los temores de la gente mayor en relación al mantenimiento de su calidad de vida, el miedo al extranjero, el miedo a lo desconocido, miedo a la soledad, miedo a la pérdida de status y de referencias, miedo a nuevas violencias, el miedo a expresarse, el miedo que nos produce el miedo y que puede paralizarnos.
Contra todos estos miedos, necesitaremos fuerza, coraje, determinación, sentido de compartir, de la contemplación de la belleza y de apertura de espíritu. Necesitaremos también nuevas construcciones, respuestas para nuevos retos, y la alegría que dan la gratuidad y la voluntad de hacer las cosas más fáciles y más bellas. Éstas son las condiciones del estallido artístico. Porque para vencer los miedos, entre otras iniciativas, deberemos zambullirnos en el arte, realimentar en él nuestras fuerzas, abrirle nuestro espíritu. Sin una falsa ingenuidad pero sin bajar los brazos, sin buenismos pero sin acritud.
Como decía Auguste Rodin, creo que el arte es la misión más sublime del hombre, porque es el ejercicio del pensamiento que busca comprender el mundo y hacerlo comprender.
El arte, probablemente, no es la solución a nuestros problemas o, cuando menos, no es toda la solución, pero considero también, como André Masson, que en el arte no hay ni formas ni objetos. Sólo existen acontecimientos, resurgimientos, apariciones. Contra el miedo y el discurso del miedo creo que necesitamos acontecimientos, resurgimientos, apariciones.
Porque, como Pablo Picasso, el maestro, considero que la obra de arte no está hecha para decorar los pisos. El arte es un arma ofensiva y defensiva contra el enemigo. Y hoy en día el enemigo en nuestras sociedades es el sentimiento difuso, penetrante e invasivo del miedo.
Con estas tres citas de artistas, de los que podréis admirar alguna pieza en esta exposición, he intentado plantar el decorado del sentido del arte, del sentido de la obra de arte. El arte debe ayudarnos a comprender el mundo y a hacerlo comprender; el arte debe inspirar un acontecimiento, un resurgimiento y también debe incitarnos a descubrir y a admitir nuevas apariciones; porque el arte es un arma cargada de futuro, y debe continuar siendo un arma al servicio del choque estético, del choque ético y, también, del choque espiritual.
Es por todo ello por lo que voy construyendo una Colección de arte, y una Colección basada en una de las más humildes de entre las bellas artes, el grabado; es por ello que cada primavera nos reencontramos en Montolieu y por ello que preparamos con entusiasmo y delicadeza este reencuentro; es por todo ello por lo que continuamos tejiendo relaciones y perseveramos en la noción de compartir. Porque, a mi entender, la belleza de las cosas existe en el espíritu de quién las contempla y porque nuestro oficio y nuestro arte consisten en vivir.
Vivamos, compartamos, aprovechemos durante estos próximos meses estas obras y preparemos con alegría otra exposición en el 2014.
Gracias a todos por ejercer tan dignamente nuestro arte y nuestro oficio, la vida.

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