Gelonch-Viladegut, A. : «Ciudades de la estampa contrareformista»

La Contrarreforma encontró en el Barroco su plenitud artística: el emocionalismo y el sentimentalismo, es decir, la voluntad de hurgar en el dolor, la aflicción, las heridas y las lágrimas. La Contrarreforma basó la propagación de la fe más en la emoción que en el pensamiento, desarrollando un arte emotivo, teatral, con un gran sentido escenográfico; un arte que se valía de la sugestión y del prestigio.

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