El autor de este grabado fue un artista del Barroco francés, principalmente ilustrador, tanto a través del grabado como de la acuarela. Fue miembro de la Académie Royale de peinture et de sculpture, y uno de los mejor grabadores del siglo XVII.
Aparte de eso, a través de su obra contribuyó a la difusión de las innovaciones técnicas que había aportado Jacques Callot, como el uso del barniz duro. Sin embargo, a diferencia de Callot, Bosse busca el rigor austero del cincel.
Durante la primera parte de su carrera, Bosse se centra en la representación de género o de temática religiosa. Hijo de un sastre, estaba fascinado por los vestidos, y se puede ver su producción gráfica en un primer momento como una forma de «publicidad», de la empresa familiar.
Su obra destaca en la puesta en escena de hombres y mujeres elegantes, a menudo en interiores suntuosos, y vistiendo las ropas de moda de la época de Luis XIII, al tiempo que también encontramos grabados en los que representa los diversos oficios y escenas de la vida cotidiana. En todas ellas hay que destacar una serie de elementos básicos de la estética característica de Abraham Bosse, como son, la construcción de un espacio escénico, amplio y luminoso, de diseño claro y con una predilección por las escenas de la vida privada , especialmente la vida familiar, con una atención muy aguda por los pequeños objetos de la vida cotidiana.
Cabe destacar este grabado como una obra paradigmática de su estilo.
A primera vista vemos una escena de interior, podríamos decir una representación de género, donde encontramos unas chicas sentadas en el borde de la chimenea, cosiendo.
Pero si nos fijamos un poco descubriremos que, detrás de esta representación, aparentemente de la vida cotidiana, hay un segundo nivel de lectura. Se trata de una representación de temática religiosa, más concretamente es una imagen de un pasaje bíblico que llama la Parábola de las diez vírgenes.
Esta es una historia recogida en el Evangelio según Mateo, capítulo 25, v. 1-13, una de las parábolas más difundidas durante la Edad Media.
Esta parábola cuenta la historia de diez vírgenes que esperaban la comitiva de novios con sus diez lámparas. Cinco de ellas, las vírgenes sabias, llevaron aceite de recambio para irlas llenando y que no se apagaran, mientras que las cinco vírgenes necias olvidaron de llevar más aceite. Mientras dormían esperando los prometidos, un criado las alertó cuando éstos estaban a punto de llegar. Ellas asustadas encendieron las lámparas pero las que no tenían aceite no pudieron hacerlo. Pidieron aceite a sus compañeras, que no tenían suficiente para todas, así que tuvieron que ir a comprar. Las novias con las lámparas encendidas pudieron subir al carro de los prometidos e ir a la boda. Cuando las demás llegaron, ya no les abrieron las puertas.
Esta parábola ha sido interpretada como que las Vírgenes son el conjunto de fieles o la Iglesia mientras que los novios simbolizan a Dios. Las vírgenes que están preparadas, representan aquellos que están listos para el momento de encontrarse con Dios, como en el Juicio Final, y esta preparación es personal, por lo que no se puede compartir el aceite y no debido a un posible egoísmo de las vírgenes cuidadosas.
Concretamente en la escena se representa el momento en que las vírgenes duermen: Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron (Mt 25, 5).
Vemos pues, cómo, con gran maestría, Abraham Bosse, introduce dos temáticas en una misma representación. Si nos fijamos, como ya hemos señalado, en las ropas y en la decoración del interior de la habitación, vemos como Bosse nos está mostrando cuál era la moda de la época y los interiores de las casas, como si se tratara de una puesta en escena, pero si nos fijamos detenidamente vemos en un rincón las lámparas apagadas, las cinco vírgenes dormidas y sin luz y también vemos como todos los cuadros que decoran la estancia hacen referencia a escenas de amor, extraídas de la mitología griega, como en el caso del cuadro en el que se ve claramente al dios del amor, con la flecha lista para ser lanzada.
Autor: Abraham Bosse
Título: Mujeres al lado del fuego
Época: Siglo XVII
Datación: c.1645
Estilo: Barroco
Técnica: Aguafuerte, Buril
Dimensiones: 21,7 x 31,5 cm
Número de serie: s/n
Número de registro: GE-154
Abraham Bosse (c. 1602-1604 – 14 de Febrero, 1676) fue un artista francés, sobre todo conocido como grabador, asi como en la acuarela.
Se le atribuyen alrededor de 1.600 grabados, con temas como: la vida cotidiana, la religión la literatura , la historia, la moda, la tecnología, y la ciencia. La mayor parte de su producción fueron ilustraciones para libros, pero muchas también se vendian por separado. Su estilo nace de la pintura holandesa y flamenca, pero con un estilo muy francés. Muchas de sus imágenes dan detalles fascinantes e informativos de la vida cotidiana de la clase media y alta del período. Su combinación de gran detallismo representado magníficos interiores con temas relativamente triviales era original y muy influyente en el arte francés, y en el extranjero – los grabados de William Hogarth fueron, entre otras cosas, una parodia del estilo. La mayoría de sus imágenes son quizás más consideradas como ilustraciones que como piezas de arte.
Fue aprendiz en el París de 1620 del grabador Melchior Tavernier (1564-1641). Sus primeros grabados fechan del 1622, y son influenciados por Bellange...
Ver ficha del autor: Abraham Bosse